La Inteligencia Artificial ha llegado sin dudas para incorporarse transversalmente a las diferentes áreas del conocimiento y ámbitos de nuestras vidas. Definirla puede resultar complejo, sin embargo, podemos identificar varios de sus atributos en un agente que artificialmente desarrolla una “inteligencia” como la nuestra. La infinidad de fuentes de información a puesto en nuestra mente una imagen preconcebida, muchas veces antropomórfica, que no solo ha ayudado a fijar expectativas sobre qué es lo que debiésemos esperar de un agente inteligente, si no también, a qué cosas debiésemos temer de este tipo de tecnología. Todavía más, la falta de rigurosidad y comprensión de los conceptos relacionados a ella permite la intercambiabilidad de términos, llevando a la confusión.
Entendemos como Inteligencia Artificial al concepto más amplio relacionado principalmente a la creación de “máquinas/entidades” capaces de tomar decisiones de una forma que consideramos inteligente. Uno de los pilares fundamentales de esta inteligencia es el Aprendizaje de Máquina que permite encontrar relaciones complejas en grandes cantidades de datos, cambiado el paradigma de cómo los computadores aprenden del mundo. Dentro del subconjunto de técnicas de Aprendizaje de Máquina, son las Redes Neuronales a través de Deep Learning las que han mostrado mejor rendimiento en la realización de tareas complejas en donde los humanos teníamos supremacía como, por ejemplo, el reconocimiento visual y el procesamiento de lenguaje natural.
El mismo concepto de Big Data, también ha generado la creencia errada de que empresas que no manejan un “gran” volumen de datos no pueden aplicar Inteligencia Artificial. Aun cuando tener gran cantidad de datos ayuda, no es una condición limitante. Importa igualmente la calidad y la complejidad de los datos, que termina por hacer el problema todavía más interesante. Tener una estrategia de datos es clave para activar el círculo virtuoso en el desarrollo de la Inteligencia artificial que consiste en crear un mejor producto, ganar más usuarios y en consecuencia generar más y mejores datos.
La pandemia nos ha golpeado fuertemente y nos obligó a acelerar la digitalización en muchos aspectos que como país teníamos en deuda. Por eso mismo, es que estamos en un momento propicio para desarrollar el músculo de la investigación e innovación en nuestros emprendimientos, especialmente incorporando tecnologías de vanguardia que nos permitan elaborar mejores productos tecnológicos para solucionar los problemas que enfrentamos como país y crear una sociedad más resiliente en tiempos de crisis.
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